Una pequeña sorpresa del cine de ficción francés, a casi nadie que le pregunto le suena esta película.
El Pacto de los Lobos nos sitúa en la Francia del siglo XVIII donde dos hombres, el caballero Gregoire de Fronsac y su amigo indio Mani, son enviados a la pequeña localidad de Gévaudan para intentar capturar una misteriosa bestia que se dedica a matar a los pueblerinos por el campo.
Aunque la cinta empieza con un ritmo lento, poco a poco va acelerando mientras te cautiva con sus personajes, su ambientación y su trama, todos parecen buenas personas pero, por algún motivo, notas que algo falla. La película alterna entre escenas bellas y delicadas, con farras de la nobleza, cacerías por el bosque, el típico flirteo de la época... un retrato completo y bastante real de lo que era ser rico en aquellos tiempos. Sin embargo, nuestros dos protagonistas no estarán de orgías todo el rato, tienen una misión que cumplir y el monstruo no se lo pondrá nada fácil. Además, pronto descubren que esta bestia tiene un amo y que este amo forma parte de algo muy grande, algo que tendrán que descubrir a las malas. Es entonces cuando la cacería queda en un segundo plano y gana en importancia el resolver esta mega trama de gente corrupta y sectas que acechan el territorio.
Del reparto de la película me quedaría con el secundario Jean-François, interpretado por el siempre correcto Vincent Cassel, que vendría a ser el antagonista desagradable de la historia. La participación de Monica Bellucci es tan breve como espectacular.
En definitiva, El Pacto de los Lobos no es una película para el gran público, contiene escenas bastante impactantes acompañadas por un gran cuidado en la ambientación y el diseño de los personajes y que, juntos, te llevarán a un final un poco pasado de rosca pero que, en conjunto, sentirás que ha valido la pena.
Nota: 7/10
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