Una de las pocas películas de Adam Sandler que me ha gustado de verdad.
The Waterboy explica la historia de un joven con discapacidad mental (bueno, a día de hoy aún no sé si es por culpa de una enfermedad o por la educación de su madre) que trabaja como "el chico de la agua" en un equipo de futbol americano que no gana ni al parchís. El pobre tiene una vida muy difícil porque todos se ríen de él por culpa de su condición. Todo cambia cuando un día, casi sin querer, le coge un brote berseker y plaquea uno de los jugadores del equipo después de que éste se riera de él, dejándolo absolutamiente tieso. A partir de entonces nuestro protagonista, llamado Bobby, entra al equipo como jugador y juntos (y gracias a sus placajes) empiezan a escalar en la clasificación hasta plantarse en la final.
El Aguador es una metáfora para mostrarte que no importa quién eres o cómo seas, si te propones un objetivo y pones el máximo de empeño en ello los frutos acaban llegando. Así, Bobby, se gana el respeto de su equipo, de sus rivales e incluso llega a tontear con alguna chica (de una forma un poco ortodoxa, está claro), nadie se ríe ya de él. Llevada a hombros por la actuación de Adam Sandler, The Waterboy tiene momentos de comedia, drama y acción deportiva, que hace que te aburras muy poco durante el transcurso de la cinta.
Diversión y entretenimiento, muchas escenas hilarantes, y una historia lo suficientemente entreñable pero sin caer en lo pasteloso, se juntan en esta película que no pasará a la historia del cine pero que te asegura una buena tarde de domingo. Un clásico.
Nota: 6,5/10
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