Crítica sin spoilers.
Una temporada de menos a más esta de Sense8. A veces perdiéndose demasiado en los dilemas morales, religiosos o existenciales de los personajes, tienes que tirar un poco de paciencia al ver que la cosa no avanza. Pero, sin ninguna duda, el conjunto es más que positivo al final de temporada.
Comencemos por lo malo. He notado, en mi humilde opinión, una gran influencia de Matrix en Sense8, pero no de la acción, que no tiene nada que ver (excepto Sun, mi nuevo personaje favorito de la tv), sinó por las lecciones que se entestan en darnos los hermanos Watchowski. Tocando temas clásicos como la corrupción o el poder, y los más nuevos como la variedad de sexualidades que tiene el mundo, intentan describirnos los protagonistas y sus personalidades. Hasta aquí todo correcto, pero como he dicho en la introducción creo que han abusado demasiado de ello, hasta llegar al punto de sentir que la serie ha sido una excusa para darnos esas lecciones, como si esas lecciones fueran lo realmente importante y no la historia en sí.
Pero las cosas buenas que tiene Sense8 superan por mucho las malas. Los mejores momentos son, sin duda, cuando los 8 cooperan entre ellos para ayudarse, casi de forma ciega, prestando sus habilidades únicas que los otros no tienen. Como en todas las series, hay personajes muy carismáticos y útiles como la coreana o el policía, que te caen bien desde el minuto uno, pero tarde o temprano todos gozan de su momento para demostrar su valía. A excepción de la DJ británica que sólo está allí para poner música.
El malo es un tal señor Whisperer, un doctor que se dedica a encontrar a este tipo de gente y a experimentar con ellos, me ha gustado, tanto el personaje como el actor. Sin embargo, ha contando con muy pocos minutos, cosa que he echado en falta. Su antagonista, el bueno que se dedica a ayudar a los protagonistas, es Jonas, interpretado por Naveen Andrews, lo recordaréis de Lost.
En definitiva, ha sido una temporada que ha ido en crescendo, sólo me hubiera gustado más si esos momentos de cooperación hubieran sido más abundantes. Por cierto, el actor español Miguel Ángel Silvestre que interpreta a uno de los 8 lo hace bastante bien, sobretodo hacia al final, cuando su personaje se deja de sandeces.
Esperamos la segunda temporada.
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