Vin Diesel vuelve en esta tercera parte de la saga, ahora llamada Riddick (como si fuera la primera). Dejando críticas aparte, me gusta mucho el tiempo que han dejado correr entre película y película, así el público no se cansa de ellas.
Riddick se podría dividir en dos partes: en la primera, de una media hora de duración aproximadamente, seguimos las aventuras de nuestro protagonista en ese planeta tan agresivo donde cualquier cosa se lo quiere comer, según él porque quiere recuperar su instinto salvaje. Pues siento decir que ese acto es tan salvaje que resulta aburrido, ya lo intentó Will Smith en Soy Leyenda y tampoco funcionó.
Después, cuando Riddick se cansa de su entrenamiento, decide llamar a unos mercenarios para robarles una nave e irse a casa. Obviamente, nada sale como es esperado al aparecer los monstruos de turno, así que pasamos de una película aburrida a una copia barata de la primera entrega de la saga, Pitch Black. Aún así, picamos y Riddick logra entretenernos un rato. Respecto al reparto, Vin Diesel desprende su carisma como siempre (Riddick y Dom son, sin duda, sus grandes personajes en su carrera como actor), y de las nuevas incoporaciones me quedo con Katee Sackhoff y Matt Nable como mercenarios, además del catalán Jordi Mollà.
En defintiva, si logras sobrevivir a los primeros minutos, Riddick es una buena película para pasar el rato. Mucha acción, mucha sangre (sin llegar a lo desagradable) y el siempre magnífico Vin Diesel son suficientes alicientes como para ver este filme.
Nota: 6/10
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