miércoles, 16 de diciembre de 2015

Crítica La Liga de los Hombres Extraordinarios


En una época donde el cine nos ofrece sus versiones de Los Vengadores y la Liga de la Justícia, hace 12 años La Liga de los Hombres Extraordinarios fue la primera en eso de los grupos superheroicos, y similitudes no les faltan: hay el líder (Quatermain, Capitán América, Batman), el encargado de la tecnología (Nemo, Iron Man, Cyborg), el miembro con poderes casi ilimitados (la vampiresa, Thor, Wonder Woman), el que cuesta mucho de ver (el hombre invisible, Viuda Negra, Flash), el músculo (Dr.Jeckyll/Mr.Hyde, Hulk, Superman) y el mortal novato que hace lo que puede (el chico americano, Hawkeye/Spider-Man, Shazam). Hasta los villanos se parecen: Moriarty, Dr. Doom y Lex Luthor.

Dejando las comparaciones frikis a un lado, La Liga de los Hombres extraordinarios es una película de aventuras para toda la familia, con momentos de tensión y de broma por partes iguales, sin más secreto que eso.

Las interpretaciones, liderados por Sean Connery, son notables y la trama, aunque simple, es suficientemente interesante como para seguir viendo la película. Los efectos especiales en algún momento flojean bastante pero creo que se salvan por los pelos. Lo mejor es, obviamente, verlos trabajar juntos. Su punto débil es que no es excelente en nada y a veces resulta un poco infantil, pero es normal porque la película apela a la fantasía interior que guardamos todos de cuando éramos críos al querer tener superpoderes (y de cuando no éramos tan críos). 

En definitiva, con La Liga de los Hombres Extraordinarios no le busques tres pies al gato porque la película no guarda ninguna moraleja ni hay teorías que inventar, sólo aventura y entretenimiento.

Nota: 6,5/10


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