Nuestra teniente favorita vuelve a la carga. Después de estar años y años dando vueltas por el espacio es encontrada con su gato dentro de su cápsula de hibernación. A partir de entonces, reuniones con la administración de la empresa, justificación de fallos, managers y directivos, etc; no precisamente lo que esperamos de una película Alien...
Pero no, ese no era la trama, claro jeje. Esta misma empresa pierde el contacto con los colonos en el planeta donde dijo Ripley que había el alien. Así que le piden que les acompañe junto a un grupo de marines a ver que ha ocurrido. Una propuesta que en un principio se nega pero que, más tarde, acepta, ya que no puede dormir por las noches debido a las pesadillas.
En la historia del cine, cuesta mucho encontrar secuelas que estén a la altura de la primera entrega. Pero, en mi humilde opinión, con un formato completamente distinto en esta lo consiguen. En la primera el terror venía del miedo psicológico, de la oscuridad y lo desconocido. En esta segunda, sin dejar de lado la tensión claustrofóbica de la primera, es una explosión continuada de acción, pero que en ningún momento pierde la autenticidad de la saga.
La serie de personajes que nos encontramos en el filme es de lo más variopinto, haciendo que cada uno tenga su favorito, un gran acierto para que el público se identifique con nuestros héroes. Y, en cabeza, la teniente Ripley (Sigourney Weaver), seguramente junto a Sarah Connor las protagonistas femeninas más bad-ass que hay, tiene que acabar salvando los platos. Como siempre. Para la historia quedará su 1v1 con la madre Alien.
En conclusión, una película muy diferente a su predecesora pero, no por eso, mala. Te absorbe su ambiente tenso mientras te entretiene con las escenas de acción. Una más que digna secuela.
- Nota: 7,5/10
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