Y la teniente Ripley volvió de la muerte.
Después de una tercera entrega un tanto irregular y con un final que (tuvo que ser) parecía definitivo, unos científicos locos rescatan ADN de Ripley y, 200 años más tarde, la clonan/resucitan para poder quitarle el alien que llevaba en el vientre cuando murió y así poder empezar a criar estas criaturas para su beneficio profesional, vamos una magnífica idea.
Con esta trama aguantada por los pelos se lanza esta cuarta película sobre la saga Alien. La verdad es que aún no sé si fue necesaria o no, algunos opinarán que debió terminarse con la segunda (seguramente) pero en Alien 4 hay muchos aciertos que hacen de ella un poco digna del nombre que lleva. Lo mejor? Se trae ese ambiente claustrofóbico y oscuro de la primera parte para darle un toque de locura con los científicos. Además, contiene escenas escalofriantes que quedarán grabadas en tu retina como la carrera submarina en el laboratorio inundado (y la posterior sorpresa) o momentos hechos únicamente para el lucimiento de las nuevas habilidades de Ripley que, gracias a su clonación junto a un alien embrión, ha recibido fuerza y agilidad aumentadas.
Sin embargo al final, y sólo por querer terminar con otro duelo épico entre Ripley y un alien muy malo, se inventan otra especie, los meten en una nave y se las tienen tiesas allí. La escena en sí tampoco está tan mal, pero lo que hacen para inventarse ese tipo de monstruo hace que la película pierda un poco el rumbo de lo que ha sido la saga. En definitiva, no me gustó el final.
Respecto a los actores, todos cumplen: Sigourney Weaver ya tiene a Ripley como si fuera su segunda identidad, y de los secundarios me quedo con el insulso personaje de Winona Ryder (el cyborg Annalee) y el contraste que encuentra con el de Ron Perlman (Johner), ambos están fantásticos.
Para resumir, una cuarta parte que tiene puntos altos y puntos bajos que consigue que eches de menos las dos primeras entregas. Para entretener y meter miedo una tarde que no tienes nada mejor que hacer.
- Nota: 6/10
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