Vuelve el político más amado y odiado por partes iguales de la historia, y lo hace con el poder máximo: siendo el Presidente de los Estados Unidos. Esta crítica viene con spoilers, estáis avisados.
Es muy difícil analizar una temporada entera cuando ocurren tantas cosas, aunque sólo sean 13 episodios. Antes de empezar, quiero contaros que no me gustan las historias paralelas, puedo aguantar todas las subtramas que quieran, siempre y cuando estén conectadas de una forma clara a la historia principal y aporten algo de valor. Con esta primera declaración, quiero comentar lo primero que no me ha convencido de esta temporada: la "resurrección" de Doug. El personaje me encanta y, objetivamente, su historia no ha estado mal, pero no ha aportado nada a la vida de Underwood y, al final, saltaba sus escenas porque había perdido el interés en ellas. Celebro que al final se recupere de sus adicciones y vuelva como soldado de Underwood, daba mucho juego su capacidad de moverse por las alcantarillas en un mundo con tanta pose y corrección.
Volviendo a la trama principal, tenemos al Presidente Underwood con todas sus relaciones, amigos y enemigos, viejos y nuevos, que no se dan un respiro. La gran incorporación de la temporada es Lars Mikkelsen como Presidente de Rusia, muy al estilo Putin, que ha puesto contra las cuerdas a Frank y a su esposa en más de una ocasión (ese beso...), alguien que nos da la impresión de que está a la par con Underwood en cuanto a mezquindad se refiere y que es un espectáculo verlos a ambos pegarse, dialectalmente hablando, con magníficas actuaciones de ambos actores.
Otro tema que ha tratado House of Cards a lo largo de sus temporadas, y que en ésta no podía ser menos, son los fantasmas en el armario. Ex-empleados o amigos defraudados por la actitud del nuevo presidente que deciden irse por su cuenta, en el mejor de los casos, o unirse al enemigo. Y en eso nos dejan con el otro gran tema de la temporada, Claire Underwood, que ve como su marido poco a poco va corrompiéndose por el poder hasta llegar a límites inimaginables en el último capítulo. Allí, podemos ver seguramente la mejor actuación de Kevin Spacey en este personaje, la determinación y el belicismo que salen de los ojos de Underwood te deja helado. Y lo que le dice a Claire aún más.
Sin embargo, aún podemos permitirnos algo de esperanza para nuestra pareja favorita si decidimos verlo desde los ojos de la otra principal incorporación de esta temporada: el escritor cuya tarea es escribir un libro para la campaña de Frank. Convirtiéndose en un elemento del relato al más puro estilo Watson en los libros de Sherlock, el espectador consigue otro punto de vista de la vida y el pasado del protagonista y, como en el fondo, ama a su esposa. Así que nuestra pregunta final es qué versión prevalacerá: el Underwood poderoso y sin sintimientos, o el Frank que estaría dispuesto a morir y a matar por su esposa? Supongo que en la cuarta temporada lo sabremos. Y con la ayuda de Doug, que eso siempre está bien.
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