Normalmente sólo critico el primer episodio de cada temporada, pero en este caso me veo medio obligado a juntar los dos primeros. Porqué? Como cada principio de temporada, Juego de Tronos dedica sus minutos iniciales para volver a situar a la gente sobre cómo y dónde se encuentran nuestros personajes y, claro, con todas las tramas y territorios que tenemos que cubrir se ha necesitado dos episodios para ello (demasiado).
La primera impresión que nos da la serie es de un Poniente en resaca, con las viejas famílias en tiempos bajos, los supervivientes huyendo y los nuevos ganando poder en las lejanías del territorio. Cada uno de los personajes tendrá que vivir su propia aventura prácticamente solo para terminar volviendo a Desembarco del Rey de una forma u otra. Imagino que el desenlace será apoteósico pero mientras tanto tendremos que marearnos con tanto cambio de situación.
Como es de esperar, hay tramas más interesantes que otras, siendo las mejores el alzamiento de Jon Snow en el muro o la huída de Tyrion, en gran parte gracias al carisma de sus protagonistas. Por otro lado, y desde que empezó la serie, me cuesta tragar la historia de la Madre de los Dragones, ya que sus vivencias poco tienen que ver con la trama principal, aunque supongo que las dos convergerán tarde o temprano. Otras historias que tendremos que seguir de cerca son el aprendizaje de Arya o la evolución del personaje de Jaime Lannister.
Respecto a lo técnico, estos primeros episodios han seguido la línea de las temporadas anteriores, distribuyendo excesivamente los minutos entre sus tramas, ya que no les queda otro remedio que hacerlo así. Los efectos visuales también parecen que mejoran año tras año, sobretodo en la recreación de los dragones.
En definitiva, aunque no ha pasado nada importante en estos dos primeros episodios, nos han vuelto a situarnos en la historia acertadamente, esperemos que esta quinta temporada esté repleta de momentos épicos. Seguiremos mirando.
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