Lo que más me gustó de la primera temporada fue el realismo oscuro que tuvo, con ese traje negro que llevaba Matt Murdock y lo fatal que lo pasaba cada noche, la mayoría de ellas llegando a casa lleno de cicatrices. La trama también era relativamente factible: un personaje (Kingpin) que movía los hilos de Nueva York y sus mafias para sus intereses y nadie le podía hacer frente más que un justiciero.
Pues bien, aunque el tono y los visuales de esta nueva temporada se conservan (lo cual es muy de agradecer), estamos ante una historia, o historias, totalmente distintas. El realismo se va conviertiendo poco a poco en misticismo (allanando el tono para Iron Fist?) dando lugar a momentos totalmente espeluznantes y memorables por partes iguales. Y aquí llegamos al primer debate: qué enfoque es mejor, el que retrata una historia policíaca relativamente posible en una ciudad como Nueva York, o el de una organización ninja que quiere conquistar el mundo? Personalmente me quedo con lo primero, pero debo reconocer que lo segundo da para más variedad de historias y secuencias.
Daredevil se vuelve mucha más oscura y sangrienta (sí, es posible), tiene dos incorporaciones fantásticas en Elektra y el Castigador, cuyos actores se comen la pantalla en cada escena donde aparecen. Y, tranquilos, hay cameos y apariciones para todos.
En definitiva, aunque la historia ya no es tan interesante por su poco realismo, creo que esta temporada es mejor que la primera: hay más acción (sí, también se supera esa famosa secuencia del final del 1x02), más y mejor personajes, mejor guión, mejor acto final, escenas sacadas directamente de los cómics y, lo más importante, ya empezamos a apuntar a Los Defensores (la serie que unirá a Daredevil, Jessica Jones, Luke Cage y Iron Fist). Netflix, continúa así.
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