Antes de que a Hugh Jackman le diera por ganar 50 kgs de músculo para el papel de Lobezno, Bryan Singer arrancaba la trilogía de los X-Men mucho antes de que llegara el Spider-Man de Raimi o el Batman de Nolan.
La película brilla en muchos sentidos: el casting es excelente (encabezados por los legendarios Patrick Steward e Ian Mckellen) y sus interpretaciones son sólidas, la presentación y el desarrollo de los personajes es convincente (aunque lo que le hacen a Pícara es para matarlos) y el villano está a la altura. La acción está muy bien para el año en que salió el filme y el ritmo está bien conseguido.
Sin embargo, me decepcionó un poco el clímax final, donde Magneto quiere hacer esa cosa encima de la Estatua de la Libertad. Las secuencias que le preceden son magníficas, pero el objetivo final se queda corto en relación a lo visto hasta entonces.
Por debajo de la trama puedes notar el significado que le dio Stan Lee a los mutantes para ejemplificar la discriminación racial de los 60, un tema poco tratado en esta película pero suficientemente introducido para explotarlo completamente en la siguiente entrega (superior en todos los aspectos).
En conclusión, una buena película de superhéroes, con magníficos actores y buena acción. Cine de palomitas pero del bueno. Muy disfrutable y recomendable.
Nota: 7/10
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